NO BASTA OÍR; ES NECESARIO OÍR CON FE.
(Jimmy Chamorro)
Ahora bien, Dios nos habla a través de su Palabra. Pero, no basta oír; es necesario oír con fe.
¿Por qué a unos les beneficia lo que oyen y a otros no?
Hebreos 4: 2 afirma: "Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron."
Si no hay fe, la buena nueva de Dios (su Palabra) resulta infructuosa, vacía e inútil para una persona que Oye.
No es Dios el que falla; tampoco lo es su Palabra; el punto crítico radica en el individuo y en su fe, en su convicción.
Dios no me dice que no vea, pero mi vista debe estar sujeta y sometida a mi oído.
El oír con fe me aprovecha para:
- VER EL PRESENTE
- VISUALIZAR EL FUTURO
- VISIONAR LA ETERNIDAD
Muchas veces, lo que veo me transmite una información, y lo que oigo otra, de tal manera que se contradicen; pero yo debo decidir cuál es mi convicción: lo que veo o lo que oigo.
Por ejemplo, por la convicción de lo que no veía, Noé construyó el arca, salvando su familia.
El mundo tenía una convicción basada en su razón: en un sistema meteorológico, como el de entones, un diluvio de tales magnitudes era imposible.
Pero la convicción de Noé, su visión, se cimentaba en su fe: aunque no lo veía, tenía la certeza de que vendría un diluvio, conforme a la Palabra que Dios le había dado.
Con base en lo que oigo (su Palabra) puedo tener certeza y convicción en el hoy y en al ahora, aunque aún mis ojos no vean lo esperado.
Es decir, estoy experimentando una realidad pero tengo certeza en la verdad que espero, aunque todavía no pueda verla.
Por ejemplo, Abraham, cuando fue llamado por Dios, nunca vio adónde iba; pero salió de su tierra, porque le creyó a la promesa dada por Dios.
O le creo a Dios y a su Palabra, o voy a justificar mis decisiones y mis frustraciones a través de la razón.
La pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Estamos depositando nuestra fe en lo que oímos o en lo que vemos?
Si la respuesta es en lo que oímos, estamos viviendo por fe, y este es el plan de Dios para nuestra vida: "Mas el justo por la fe vivirá" (Romanos 1: 17).
Resumiendo:
- EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ
- EL VIVO POR LA RAZÓN SE JUSTIFICARÁ
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